sábado

44.3 francisco ayala, 1906. actualidad en la red

con motivo de sus 103 cumpleaños
el ministerio de cultura rinde hoy homenaje a francisco ayala
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El ministro de Cultura, César Antonio Molina, preside hoy lunes el homenaje que el Gobierno rendirá al escritor granadino Francisco Ayala con motivo de su 103 cumpleaños y que tendrá lugar en la Biblioteca Nacional, con la presencia del propio escritor y de la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía y presidenta de la Fundación Ayala, Rosa Torres, entre otras personalidades. (...)
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Dentro de la celebración del cumpleaños del autor de 'El jardín de las delicias', la Biblioteca Nacional también ha invitado a los ciudadanos a dejar sus mensajes de felicitación al que es presidente de su Real Patronato. Dos libros de firmas estarán a disposición del público en la sede de la institución entre los días 16 y 18 de marzo. Del mismo modo, se ha habilitado un buzón Homenaje a Ayala para que quienes lo deseen hagan llegar sus felicitaciones a través del correo electrónico.
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Además, los mensajes de felicitación pueden ser enviados a través de la página que la Biblioteca Nacional tiene en la red social Facebook o en la del propio Ayala, www.facebook.com/bibliotecanacional y www.facebook.com/franciscoayala, respectivamente.
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(a continuación un fragmento perteneciente al libro, El Jardín de las Delicias)
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He visitado hoy el museo oriental de esta University of Chicago que voy a dejar, quizá para siempre, dentro de tres semanas. En los seis o siete años que he estado aquí, quién sabe la de veces que no habré pasado ante la puerta del museo, sin entrar nunca. Pero ahora me voy de Chicago, quizá para siempre, y he querido verlo antes de irme. Es pequeño el museo, y es excelente; bién merece su fama. Hay en él cosas asirias, egipcias.
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Lo recorro, me demoro frente a las vitrinas, admiro joyas, estatuas. Y por último, me detengo frente a la momia desnuda de una mujer. Delante de ella me he quedado muy largo rato, comtempládola. Sus pies, tan chiquititos. Esas manos suyas, juntas, abajo, entre los muslos. Sus pómulos. La cabeza, de forma bellísima. Los dientes, que relucen de blancos, los de abajo, los de arriba, y entre ambas hileras, la lengua. Sus hombros estrechos, la clavícula... no puedo dejar de contemplar el cuerpo de esta mujer que vivió hace veintisiete siglos. Una ternura muy honda me inunda, una absurda ternura. Veintisiete siglos hace vivió esta mujer, y yo ahora siento ante su cuerpo una emoción, una pena, como si me encontrara de pronto en presencia de alguien que acaba de morirse en plena juventud.
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No es reverencia lo que siento, no es respeto arqueológico, ni temor, ni nada por el estilo: es una ternura insensata que casi me lleva al borde de las lágrimas. ( Hablar de un misterioso reecuentro a través de los tiempos sonaría a literatura, bién lo sé. Basta, pues.). Antes de retirarme, todavía echo una mirada última a la cabeza perfecta, al delgadísimo cuello.
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["Sin literatura", El Jardín de las delicias, 10 de mayo de 1973,
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