martes

39.1 que viene el coco. actualidad en la red


Los cocos no dejan de ser una parte de nuestro folclore digna de ser recogida. Pensemos que para los niños era un mundo mitológico real, y sus componentes eran frecuentemente análogos a los del mundo mitológico de sus padres. Martín Sánchez estudia el simbolismo de tres de los asustaniños más populares en la península, y concluye lo siguiente: el Coco representaría el miedo a lo desconocido; el Hombre del Saco, el miedo a ser separado de lo que se ama, del entorno cotidiano; y el Sacamantecas, el miedo a la muerte, especialmente la violenta.Se puede utilizar y se ha utilizado de todo para meter miedo a los niños. Ya fuese de una forma más o menos esporádica o bien con una cierta estabilidad temporal; de forma más localizada o más extendida.
*
*
Y ya no lloro pensando que si no me como todas las lentejas se las va a comer el lobo, porque las lentejas ahora me gustan y, además, si me descuido un poco, mi cuñado se come las suyas y las mías, porque dice que el dedicarse a la búsqueda infructuosa de un trabajo a su gusto le produce un hambre feroz.

El famoso Coco, que por cierto nunca supe que aspecto tenía y que según parece estaba dispuesto a venir en cuanto fuese desobediente, resulta que no existe, aunque tenga el mismo nombre que el desagradable perrito de mi suegra, al que debo pasear tres veces al día si quiero tener callados al perro y a la suegra.

Y el temible hombre del saco ya no me importa, porque ahora no derrocho mis ahorros comprándome caprichos sin ton ni son. Entre mi mujer, su madre y el Inspector de Hacienda administran todo mi dinero para que no lo malgaste.

Tampoco me importa que si digo alguna mentira me crezca la nariz como a Pinocho,porque aunque mi nariz creciera un poco más no se notaría y además, en mi profesión es obligado disfrazar y exagerar un poco la verdad, si se quiere tener algún éxito en las ventas.

En aquellos años también había fantasmas arrastrando cadenas con algún cometido siniestro que no me acuerdo y que ahora me vienen a la cabeza cuando me cruzo con mi hijo por el pasillo de casa cuando yo me levanto para ir a trabajar y él vuelve de juerga.

Afortunadamente me he hecho mayor y ya no tengo miedos, pero, a veces y sobre todo cuando veo a mi mujer con las rodajas de pepino en los ojos, echo mucho de menos a la Bruja Piruja, el Señor Lobo, El Coco, el Hombre del Saco, a Pinocho y a los inofensivos y elegantes fantasmas.

PD: A mi hermana y a mí siempre nos mandaban a la cama y en silencio. Si no obedecíamos nos decían que vendría el hombre del saco. Una noche, mientras charlabamos en la cama con la luz apagada, llamaron a la puerta. Abrió mi madre y yo salí de la cama a ver quien era. ¡Menudo susto me llevé! Mirando detrás de la puerta ví un señor muy grande y me marche corriendo a meterme bajo las sábanas. Al día siguiente, supe que era el sereno.
*

(esta nana dice, o decía, algo así como... "duérmete niño, duérmete ya, que viene el coco, y te comerá...")

No hay comentarios: