"Después de todo,
la muerte es solo un síntoma de que hubo vida",
Mario Benedetti
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nos ha dejado benedetti...
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La vida está llena de casualidades. En las manos de uno está el percibirlas o hacer caso omiso de ellas. Si la opción es percibirlas, también depende de uno el grado de importancia que se les da. Hay algunas que son tan flamantes que hay quien gusta de llamarlas destino. Yo soy de esas. Creo en las casualidades, las busco, las encuentro, las pienso, las comparto y a veces las escribo. No sé si creo mucho en un destino predeterminado, pero las casualidades dan bastantes pistas de cómo ir labrando el propio.
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Hace treinta y pico de años una pareja en Argentina esperaba dulcemente el nacimiento de su hija. eran hippies universitarios, y consumían, cómo no, músicas de cantautor: Serrat, Aute, Pablo Milanés o Daniel Viglietti. Uno de los temas de este último se titulaba Negrita Martina, y tanto les gustó como sonaba que así decidieron llamar a la niña. De este tal Viglietti supe tres veces en mi vida: cuando mis padres me explicaron de dónde venía mi nombre; el año pasado cuando YouTube me confirmó que existía, que sonaba, y que no era sólo un mito, y ayer, cuando leí sobre la muerte de Mario Benedetti. Estaré nostálgica o acaso este sea mi estado natural, pero así como la semana pasada hablaba de Quino como timón de mi infancia, Benedetti ocupó su puesto al entrar en la adolescencia. La vida entera rodeada de sus libros y poemas, de los que he pasado sus páginas, subrayando sus sentencias yolvidando al instante, no así el peso desu peso en mí. No sé cuántas frases de las que se convierten en proverbios son suyas, probablemente muchas, probablemente todas. Y ahora que he sabido de su muerte me convierto por unos días en devota relectora, para homenajear su ausencia o para justificar mi duelo.
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Y ahí estaba, lloriqueando por sus poemas (a quien aún no los haya probado, que se zambulla y se deje ahogar un rato), cuando apareció Daniel Viglietti (...). Y me dije: ¿qué hace este ahí? Pues resulta que todo empezó por casualidad hace algunos años, tal como cuenta Juan Cruz en un artículo, cuando ambos se encontraron en un aeropuerto y, tras reconocerse, el músico le dijo al poeta: "Estoy poniendo música a tus poemas". Y Benedetti respondió: "A lo mejor le puse letra a tu música". Así empezó una colaboración que duró varios años, y giras de conciertos y libros.
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[Martina Klein, LA VANGUARDIA, 23 de mayo de 2009]
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esto es, punto.es
joel nakuro
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