"Tu partirás esta noche, y nuestra Reina en un coche mañana", dice el protagonista. Sancha, el otro personaje del diálogo, se sorprende y pregunta: "¿Qué es un coche?. ¿Cómo lo explicarían ustedes? ¿Serían capaces de replicar de una manera sucinta? El autor, Lope de Vega, lo despachó en una sola frase: "Es un carretón de terciopelo aforrado". Lope de Vega, sí, en su comedia El rey Bamba, escrita muy al final del siglo XVI. Entonces, la palabra coche era todavía poco común.
En el siglo XIX hablar de coches de caballos era una redundancia. Los carros, las carretas, las carrozas, las diligencias, los coches, todo era tirado por caballos o mulas. Cuando llegó el automóvil (auto "por sí mismo" + móvil) hubo que resituar el lenguaje. Unos idiomas optaron por palabras nuevas (auto, especialmente) y otros reciclaron las tradicionales, como car (derivado del carro grecolatino) o voiture (también de raíz latina, la misma de vehículo). Pero nos importa más ahora averiguar cómo, cuándo y dónde nació la palabra coche.
Viene del húngaro. Kocsi székér significaba "los carruajes de Koc", por ser éste el lugar donde se fabricaban. La palabra hizo honor a la idea de vehículo y echó a andar por toda Europa durante el siglo XVI. Primero se convirtió en el alemán Kustche y en seguida se fue a Francia, donde coche designó un medio de transporte grande, tirado por caballos, naturalmente.
Del francés al español y al portugués ("carruagem antiga e rica"). En Italia un cochio fue una "carrozza signorile". El catalán cotxe tuvo una versión popular, cotxo, que todavía pervive en Mallorca y Menorca: "He vengut amb so cotxo".
La cadena kocsi (húngaro), Kutsche (alemán) y coche (francés) llega al inglés, donde se convierte en coach. Actualmente tiene varios sinificados, dos de ellos fácilmente comprensibles a la luz de la etimología que venimos comentando. Por un lado coach es un carruaje o coche de caballos y por otro es un autocar. Se entiende también que en el inglés americano se refiera a un vagón de ferrocarril de tercera. Pero hay otro sentido que no encaja, el de entrenador, tutor o consejero. La explicación es que estas acepciones surgen de la jerga universitaria del siglo XIX, según la cual el tutor se encarga de conducir a sus pupilos hasta los exámenes como si los llevara en un carruaje, el coche de entonces. Coaching es una palabras de moda, uno de esos términos ingleses que se imponen con rapidez en todo el mundo. Como neologismo es del todo innecesario.
Imagen El cacharrero, de Francisco de Goya (1778-1779),en: http://www.museodelprado.es/]
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