llorar por las cebollas de egipto
Cuando un club de fútbol lleva unas cuantas temporadas sin ganar un solo título, cuando un partido político encadena malos resultados electorales, cuando un novelista empieza seis novelas y no acaba ninguna, en todos estos casos y otros análogos se habla figuradamente de travesía del desierto en muchas lenguas. ¿Por qué? ¿Se refiere a algún desierto en concreto? ¿A cuál? La respuesta está en la Biblia.
En el libro del Éxodo se narra la larga marcha de los hebreos desde Egipto, donde están sometidos a la esclavitud, hasta Canaán, la tierra prometida. Éxodo significa salida en griego y esa misma palabra se utiliza para relatar las salidas masivas de gente, por ejemplo durante un fin de semana o un puente en el que la tierra prometida son las playas o las estaciones de esquí. Son dos ejemplos de la presencia de la Biblia en nuestro lenguaje cotidiano. También los cuarenta años durante los cuales los hebreos erraron por el desierto de Arabia guiados siempre por Moisés y su hermano Aarón. Esta es la travesía del desierto a la que hace referencia la expresión que mencionábamos.
Una de las primeras penalidades que sufrieron los miles de errantes fue el hambre. Se quejaron a Moisés y Dios les envió primero bandadas de codornices y luego un alimento que ya no les faltó más, una especie de copos que recogían cada mañana. "Los israelitas llamaron maná a lo que recogían. Era blanco, como la semilla de cilantro, y dulce como hojuelas de miel", relata el libro sagrado.
En contextos religiosos se dice que la palabra de Dios es el maná espiritual, y en el lenguaje corriente se llama maná o maná caído del cielo las soluciones providenciales de un problema, el dinero que alivia inopinadamente una deuda o la ayuda que alguien recibe de manera continuada.
Pero incluso el pueblo de Dios es débil y quisquilloso. Los hebreos se cansaron del maná y volvieron a quejarse a Moisés con grandes lloros: "¡Cómo nos viene a la memoria el pescado que comíamos en Egipto! Y también comíamos pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos". Algunas lenguas como el portugués recurren a este pasaje (Chorar pelas cebolas do Egipto) que nada tiene que ver con la gastronomía ni con ningún truco para pelar cebollas sin que escuezan los ojos. Si oyen que alguien llora por las cebollas de Egipto es que echa de menos algo que tuvo en el pasado. Se suele decir más en forma negativa (o positiva, según se mire): "Piensa en el futuro y no llores más por las cebollas de Egipto".
[Ramon Solsona, LA VANGUARDIA, 21 de agosto de 2010.
Imagen en: http://www.egiptologia.com/]
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