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102.1 los castells (1). actualidad en la prensa


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Los castells viven una jornada histórica al ser declarados patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco, que hace el mismo reconocimiento al flamenco, 'el cant de la Sibil·la', la dieta mediterránea y la cetrería
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Pocas veces una frase tan corta y fría provoca una satisfacción mayor. A pocos minutos de las seis de la tarde de ayer en Nairobi, el portavoz del comité de la Unesco pronunció las palabras más esperadas por el mundo casteller: "Dossier 6.40, aprobado". Sin artificios ni colorantes, pero suficiente para desatar la alegría después de varias horas de uñas mordidas. Desde ayer, las torres humanas catalanas son patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y gozan de un reconocimiento internacional al que ayer se sumaron 46 nuevos elementos culturales de 27 países. Entre los que recibieron el sí de la Unesco estaban también el flamenco, el cant de la Sibil·la, la dieta mediterránea y la cetrería (en estas dos últimas, España apoyaba una candidatura conjunta de varios países). Aunque entrar en la lista del patrimonio inmaterial no supone ninguna aportación económica, sí es un reconocimiento internacional e implica un compromiso de cada país, avalado por la Unesco, de salvaguardar y proteger la expresión cultural presentada al comité.

Para los castells es la confimación de que la tradición vive un momento álgido en Catalunya. En apenas 20 años han pasado de un ámbito local y comarcal a otro internacional. Los números también hablan de buena salud: actualmente hay 7.000 castellers agrupados en unas sesenta colles.

Ayer subieron un poco más alto. Entre los parabienes y las sonrisas de satisfacción, sobresalía ayer en Kenia un rostro que dibujaba la alegría del universo casteller. Miquel Botella, presidente de la Coordinadora de Colles Castelleres de Catalunya, se deshacía ayer tras el fallo de la Unesco. "És un èxit brutal, brutal!", repetía emocionado. En sus abrazos a los amigos se leía la tensión de un día que amaneció torcido. A primera hora de la mañana, la Unesco comunicó que había recibido una carta del Grup d'Acció Valencianista, entidad con varias acciones anticatalanistas en el curriculum, que protestaba por los accidentes sufridos por los niños en la tradición de las torres humanas. La reacción enérgica de la delegación española en defensa de los castells redujo los temores pero despertó el recelo de una respuesta negativa a la candidatura catalana. No había por qué: ninguno de los observadores utilizó siquiera el turno de preguntas para poner en duda algún detalles del informe casteller. Sí rotundo y unánime.
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Pero una vez esquivado el intento de enturbiar las aguas, Botella aprovechó para recordar que los momentos duros no son novedad en el mundo del castell. "Ahora, cuando la alegría es enorme, quiero acordarme de aquellos que hace cien años lucharon para que esta tradición no se extinguiera, que tiraron adelante cuando era más difícil y ahora nos dejan unos castells que viven su mejor momento", dijo. Y pidió más: "los castells han tenido una carrera meteórica los últimos años, éste es un reconocimiento enorme que hay que leer no como un final, sino como un punto de partida para que la gente se acerque cada vez más al mundo casteller", señaló.
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[Xavier Aldekoa, LA VANGUARDIA, 17 de noviembre de 2010.
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