¡cámara, acción!
Voy en una minivan a oscuras rumbo a Port Ginesta para rodar un anuncio, y aunque la ciudad se parece mucho más a lo que era anoche que a lo que será dentro de unas horas, está empezando el día, y en publicidad se desviven por los amaneceres. La alarma ha sonado a las 5.45, y si no fuera porque en la tele me tienen acostumbrada a horarios poco decentes, ahora estaría mucho peor. Veo por la ventanilla cómo se abren los primeros quioscos de revistas y cómo un camión de la limpieza riega las aceras. Estoy siendo testigo de cómo ponen las calles, ese momento mágico que sólo perciben, pero no recuerdan, los juerguistas; y que desearían olvidar los que empiezan su jornada cuando la noche pierde su nombre. Y soy la primera sorprendida cuando mi mano se va sola dentro del bolso buscando un boli y una libreta que hace unos días metí por si las moscas (no quiero olvidarme de algún buen chiste si se cruza en mi camino. Gajes), para garabatear en la oscuridad esto que ahora escribo.
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No hay atasco. ¡Cómo va a haber atasco, si aún duermen hasta los semáforos!, y salimos por la avenida Diagonal como la seda. En el set de rodaje nos espera un equipo formado por más de veinte personas, todos atareados desde a saber qué hora. A pocos metros se oye el mar, y a medida que el sol despierta, empieza a aparecer ante mis ojos... Cuánto se echa de menos el mar desde Madrid.
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Las ocho de la tarde y vuelvo a estar en la minivan, esta vez, deshaciendo camino. En publicidad también se desviven por los atardeceres. Ahora sí que hay algo de atasco, y aunque la ciudad está efervescente, los colores son los mismos que los de esta madrugada. Tengo la cabeza como un bombo y el cuerpo dolorido, y si no fuera porque en la tele me tienen acostumbrada a estas sensaciones, ahora estaría mucho peor. Sin embargo voy sonriendo, porque ni las ráfagas de vientos huracanados que nos han abofeteado durante todo el día ni la interminable jornada laboral de más de doce horas han podido evitar que hiciéramos nuestro trabajo.
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Hemos rodado un anuncio, otro más entre los miles que ponen al día. Y aunque el resultado sólo dura unos segundos, detrás de cada uno de ellos hay un engranaje de trabajo en equipo que parece un milagro que funcione, y más cuando se está a merced de las inclemencias del tiempo. Para enseñar una escena tan tierna y simple como la de un padre paseando con su hija por la playa acompañados de su perro hace falta un ejército de técnicos, actores, directores, productores y demás. Nada es tan fácil como parece a simple vista, pero el truco está en que lo parezca.
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Doce y cuarto de la noche y tras una ducha hirviendo para quitarme el frío del cuerpo, señoras y señores, me retiro a dormir la mona. Mañana a las 6.30 nos buscan para ir a Rupit a seguir con el rodaje en una granja. Esto de vender productos y algún que otro sueño, es un trabajo apasionante, pero altamente agotador.
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[Martina Klein, LA VANGUARDIA, 27 de febrero de 2010.
Imagen: Amanecer (2009, de Mariely, en: http://www.artelista.com/]
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Vocabulario:
amanecer -> empezar a aparecer la luz del día.
atardecer -> caer la tarde.
acera -> orilla de la calle por donde circulan los peatones.
juerguista -> aficionado a las juergas y a la diversión.
boli -> bolígrafo.
por si las moscas -> expresión que hace referencia a la prevención. Por si acaso (en prevención-de).
gaje -> inconvenientes propios de un oficio o trabajo. Esto son gajes del oficio.
garabatear -> trazar letras o rasgos sin dominio de la escritura. La escritura primaria del niño que empieza a escribir.
tener la cabeza como un bombo -> tener la cabeza a punto de estallar. Bombo, es el instrumento de percusión al que se golpea rítmicamente.
abofetear -> de bofetada, golpe que se da en la mejilla a alguien.
a merced de -> a la voluntad de alguien.
dormir la mona -> coloquialmente, hace referencia a pasar el estado de embriaguez, durmiendo.
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