concha de plata para un joven síndrome de down
la superproducción china 'city of life and death', elegida mejor película
El emotivo relato del amor imposible entre un síndrome de Down y una trabajadora social, titulado Yo, también, de Antonio Naharro y Álvaro Pastor, ha conmovido al jurado del festival de cine de San Sebastián, presidido por el francés Laurent Cantet (director de La clase), que ha premiado con sendas Conchas de Plata a sus dos protagonistas, la actriz Lola Dueñas y el actor síndrome de Down Pablo Pineda. La decisión de premiar al joven discapacitado hizo oir alguna protesta, no porque su personaje de un joven Down enamorado de una compañera no sea convincente, que lo es, sino porque se interpreta a sí mismo -"No sé cuánto soy Pablo y cuánto Daniel"- y porque admitió que no repetiría como actor: "Va todo demasiado rápido en un rodaje".
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Los otros dos títulos españoles a competición, La mujer sin piano, de Javier Rebollo, y Los condenados de Isaki Lacuesta tampoco se han ido de vacío. El primero se lleva la Concha de Plata al mejor director con su osada propuesta sobre la huida de un ama de casa alienada, rodada desde un exasperante pero resultón minimalismo narrativo; y el segundo, el premio Fipresci de la crítica especializada, por su hosco cuento moral sobre la violencia política, sus dobleces y sus indelebles huellas.
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Son las notas positivas de un palmarés en el que destacan dos pecados: conceder la Concha de Oro a la rimbombante City of life and death, superproducción china sobre la matanza de Nankin cuyas bella imágenes han hecho olvidar al jurado la ausencia de guión y su desmelenada vocación patriotera. Y en segundo lugar, la grosería de desairar a El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella, que había concitado una rara unaminidad de público y crítica con su historia de amores silenciosos y crímenes irresueltos.
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El palmarés, no obstante, ha ratificado la visible intención del certamen, tanto en la sección oficial como al elegir jurado, de convertirse en escaparate del cine de gafa de pasta con una selección en la que desde el principio desentonaba el argentino Campanella, de digestión fácil aunque en absoluto intrascendente.
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Esa sección oficial ha transitado de lo francés a lo afrancesado, es decir, del elitismo densamente intelectual de las tres películas galas -Hidewijck, Le refuge y Making plans for Lena- al vaciamiento narrativo con propensión a la refundación cinematográfica al que se lanzan La mujer sin piano y I came from Busa, cual Antonioni redivivo. Con evidente más tino la primera que la segunda, todo sea dicho. Así, el inesperado premio especial del jurado a Le refuge, de François Ozon, ha sido más un acto de coherencia que el despropósito que aparenta. Le refuge aborda la maternidad de un yonqui y con ella son cinco las películas sobre los pesares de ser madre vistas en sección oficial, incluída la que ayer cerró el festival, Mother and child, de Rodrigo García, que empieza muy bien, con guión brillante y dirección vigorosa, y acaba como el rosario de la aurora, en los aledaños del telefilme.
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Además de la gravedad intelectual y la osadía formal, el tercer atributo del palmarés ha sido el copromiso social. Así se explica la generosidad del jurado con Yo, también, abiertamente sentimental y canónica. Esa conciencia social es por otra parte, la única explicación del premio que se han llevado Andrew Bowell, Melissa Reeves, Patricia Cornelius y Christos Tsiolkas por el guión de la australiana Blessed, una película coral de narración fragmentaria sobre adolescentes inadaptados y madres disfuncionales, con una acusada propensión al tremendismo gravoso y al titular de páginas de sociedad.
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Lo único que se escapa a la toma de posición del festival es el otro olvido, la turca 10 to 11, de la directora Pelin Esmer, una película exótica que huye de lo convencional y exige al espectador la docilidad de dejarse mecer por su morosidad narrativa. El relato de hombre que guarda la vida y el mundo en su destartalado piso era un digno candidato a la Concha de Oro. Pero la vida y el mundo, así en crudo, parecen interesar menos al jurado que al ensimismamiento existencial que tan bien parado ha salido.
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[Pedro Vallín, LA VANGUARDIA, 27 de septiembre de 2009]
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Vocabulario:
síndrome -> conjunto de síntomas característicos de una enfermedad.
conmover ->inquietar, alterar; emocionar, enternecer.
osar -> atreverse, empezar algo con astucia.
alienar -> apartar, retraer del trato o comunicación.
resultón, a -> atractivo, a.
hosco, a -> huraño, áspero; desgradable.
doblez -> astucia o malicia en la forma de actuar, dando a entender lo contrario de lo que se siente.
indeleble -> que no se puede borrar o quitar.
palmarés -> historial de una persona; lista de vencedores en una competición.
rimbombante -> llamativo, ostentoso.
desmelenar -> desinhibirse.
desairar -> despreciar, desestimar algo; desatender a alguien.
concitar -> animar, instigar a alguien contra otra persona.
cine de gafa de pasta -> hace referencia al cine llamado intelectual.
afrancesado, a -> que admira o imita a los franceses.
redivivo, a -> resucitado, a.
tino -> acierto; juicio y cordura.
yonqui -> drogadicto; adicto a la heroína.
pesar -> sentimiento o dolor interior que molesta y cansa el ánimo.
rosario de la aurora -> expresión que hace referencia a un hecho o suceso que sabemos o presentimos que va a acabar mal. Aurora -> luz que precede a la salida del sol.
aledaño -> colindante, vecino, contiguo.
canónico, a -> que se ajusta a las características de un canon de normalidad.
tremendismo -> alarmismo.
gravoso, a -> molesto, pesado.
mecer -> mover algo compasadamente de un lado a otro sin que cambie de lugar, como la cuna de los niños.
destartalado, a -> descompuesto, desproporcionado y sin orden.
en crudo -> crudamente, sin miramientos; tal cual es, sin aderezos.
ensimismar -> abstraerse; sumirse o recogerse en la propia intimidad.
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