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el hombre de la nieve
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En las comarcas del Ripollès y Cerdanya, se habla de un hombre de las nieves. Se cuenta que un invierno que nevó durante siete días enteros, un matrimonio sin hijos tuvo que subir al tejado para quitar la nieve. Haciéndola caer se formó una montaña ante la puerta y la anciana se entretuvo en hacer un muñeco de nieve que vistió de niña. El muñeco de nieve cobró vida ante la felicidad del matrimonio que vieron en él la hija que no pudieron tener. La alegría duró poco ya que con el deshielo la niña se fundió. Al año siguiente hicieron lo mismo pero ahora fue un niño... Esto lo hicieron durante muchos años, pero un año se decidieron a hacer un gigante que, con su fuerza, pudiera hacer el trabajo de todo el año en pocos días. Tan pronto tomó vida, el gigante se quitó los vestidos porque le apretaban, se comió todos los víveres de los viejos y se fue a las montañas allá donde hay nieve durante todo el año.
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los simiots
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Vive solo y sale y corre por todos los rincones nevados tan pronto como caen los primeros copos de nieve. Los simiots, mitad animal, mitad persona, son cornudos y con dientes afilados como cuchillos, largas garras y cola, y tan peludos que sólo se les ve ojos y dientes. Su rey es siete veces más peludo que todos y va vestido de hierba. Vivían sobre los árboles cerca del castillo de Rocabertí, en La Jonquera. De noche, entraban en las casa chimenea abajo y asustaban a la gente. Son malos: provocan tempestades, dispersan los rebaños y propagan la peste. Rondan por el Forat del Vent y provocan furiosos vendavales. Dicen que un día frío, un viajero llegó al castillo y fue bien recibido. Como tenía los dedos helados se los sopló dándoles aliento para calentarlos. Los simiots aprendieron, pues no lo sabían, que con el aliento se producía calor, y para agradecérselo el rey de los simiots mandó que le ofrecieran un caldo muy caliente. El viajero, para enfriarlo, sopló. Creyeron que el viajero era un gran brujo, pues si no, no se explicaban cómo era posible que el mismo gesto -el de soplar- calentara y enfriara a la vez, y lo echaron del castillo. Estos seres repugnantes encarnan el alma oscura del bosque.
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