sábado

63.3 el esfuerzo. actualidad en la prensa


las buenas gentes

Ese carpintero que fabrica una mesa a medida con la madera que le indicó el cliente, aplicando todo su talento y la experiencia de veinte años en el taller. El joven poeta, que pule un verso y no ve el momento de darlo por bueno, tan acuciante es su prurito por decir algo de un modo preciso y tan respetuoso su amor por los grandes maestros. La nadadora que destina cuatro horas diarias al entrenamiento para superar cierta marca, y que no desfallece cuando en el último suspiro de una carrera le arrebatan por la delgada distancia de unas décimas de segundo. El agricultor que, a pesar de que un año más le han tomado el pelo con el precio de la uva, toca una cepa, acaricia las hojas acartonadas, y se dice que su vida está ahí y que, por mucho que le menosprecien, él va a quedarse, va a seguir con su trabajo hasta el día en que una neumonía lo jubile o se caiga del tractor y se descalabre la cabeza.
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La doctora que divide su jornada entre la investigación y el ejercicio de la medicina, y a quien no le duelen prendas por tener que emplearse muchas más horas de las que figuran en su contrato. Ese chico alternativo, con la cabeza adornada por unas rastas apelmazadas y una docena de aros que le aherrojan desde el lóbulo de las orejas hasta las aletas de la nariz, pasando por las cejas y los labios, que se parte la cara por asistir a los enfermos y a los pordioseros del barrio. O el restaurador que se dejó la vida para devolver la luz (y hasta las sombras) a un vieja tela de cierto valor hallada en el desván de un casa burguesa. Todas esas buenas gentes que no suelen salir en los medios, porque no roban, ni patean a su pareja, ni cometen tropelías, ni se lucran indebidamente, ni abusan de los niños. Sólo se esfuerzan en hacer bien su trabajo, con honradez y deseos de perfección.
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Todos ellos tienen algo en común. Hace unos días, hojearon un periódico y se detuvieron en la información que daba cuenta de la hoja de servicios de un ladrón multimillonario. Acaso se les pasó por la cabeza "qué cabronazo", y hasta envidiaron el tren de vida del malhechor. Acto seguido se preguntarían: "¿Cuántos más habrá en nuestro país?" (la pregunta es muy acertada). Apuraron su cortado, se despidieron del camarero -que saca, por cierto, unos cafés muy sabrosos- y volvieron al empeño de tratar de ser un poco mejores cada día que pasa sin perjudicar a nadie.
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[Jordi Llavina, LA VANGUARDIA, 7 de octubre de 2009.
Imagen: El esfuerzo, de Harry Basso, en: http://www.artelista.com/]
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Vocabulario:
acuciante -> urgente.
prurito -> aquí, deseo excesivo de búsqueda de la perfección.
arrebatar -> quitar o tomar algo con violencia.
tomar el pelo -> expresión que hace referencia al aprovecharse de otro.
neumonía -> enfermedad pulmonar.
doler prendas -> expresión que hace referencia al esfuerzo de alguien por hacer algo más de lo que debe, sin ser en su beneficio.
apelmazar -> espesar, hacer que una cosa esté menos esponjada.
aherrojar -> encadenar a alguien con grilletes; oprimir, apretar.
pordiosero -> que pide limosna.
tropelía -> abuso, hecho violento y contrario a las leyes.
cortado -> taza o vaso de café con muy poca leche.

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