sábado

63.2 desidia. actualidad en la prensa


sobre todo, no vayan a herniarse

Me ha vuelto a pasar. Esta vez con un helado. Almuerzo en un bar, un bar sencillo pero donde algunos platos los cocinan de maravilla. Tomo primero, tomo segundo y luego llega el momento del postre. Como, en ese bar, este apartado acostumbra a ser más bien anodino, pido helado de vainilla y mandarina. El camarero va hacia la cocina, vuelve al cabo de un rato y me sirve, en un plato pequeño, una tarrina, con su cucharilla correspondiente. Acto seguido da media vuelta y se va hacia la barra a recoger dos cafés para otra mesa. Miro la tarrina. Está tapada. Busco cómo abrirla. Con los dedos estiro la puntita de la rebaba de plástico que la mantiene herméticamete cerrada y consigo arrancarla. Una vez arrancada, puedo por fin sacar la tapa.
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Hace años no era así. Les puedo asegurar que, hace años, en este mismo bar, si pedías helado el camarero de entonces -quién sabe dónde para- te traía la tarrina ya abierta. Ahora se supone que esa acción debe hacerla el cliente.
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Circula por Catalunya una nueva hornada de camareros que deben estar convencidos de que con acercarte a la mesa lo que pides han hecho ya más que suficiente. Desde hace un tiempo, en muchos bares de barrio, si pides Coca-Cola para matar el rato -mientras lees el diario, por ejemplo-, te dejan la lata sobre la mesa y ya te apañarás. Son bares en los que lamentablemente, la botella de Coca-Cola ha desaparecido, desplazada por la omnipresente lata, mucho más fácil de almacenar, supongo. Pero, antes, al menos te abrían la lata. Metían el dedo por la anilla y la arrancaban. Incluso vertían un poco de Coca-Cola en el vaso. Era un gesto que -inocente de mí- no imaginaba que un día desaparecería. Pues ha desaparecido. Con las botellas de agua sucede lo mismo. Antes te traían una botella de plástico, abrían la botella y te ponían un poco de agua en la copa. No mucha, en parte porque poner poca agua les parece que queda más fino, y en parte como diciéndote: ya te acabarás de llenar la copa tú, cerdo apestoso. Ahora dejan la botella de plástico en la mesa, frente a ti, y eres tú quien debe cogerla con ambas manos, forzar el tapón y desenroscarlo para, entonces, servirte.
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Estamos hablando de bares y restaurantes sencillos, evidentemente, pero en muchos de los cuales se comen maravillas que son imposibles de encontrar en otros de más postín. Voy a veces a un excelente restaurante chino de la calle Entença que no tiene ni nombre y ese es su modus operandi: botella de agua sobre la mesa y ya te arreglarás. Supongo que, si un día se me ocurre pedir vino, me dejarán la botella delante y el sacacorchos al lado y darán media vuelta, para que sea yo quien la descorche.
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[Quim Monzó, LA VANGUARDIA, 1 de octubre de 2009.
Imagen: Abandono, de Valeria Delconte en: http://www.artelista.com/]
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Vocabulario:
anodino -> insignificante.
tarrina -> envase pequeño con tapa usado para alimentos conservados en frío, por ejemplo, helado, mantequilla.
rebaba -> porción de materia sobrante que se acumula en los bordes o en la superficie de un objeto cualquiera.
quedar o ser más fino -> aparentar ser más elegante.
de más postín -> lujoso y elegante.
descorchar -> sacar el corcho a una botella.
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Vocabulario del video:
diíta y nochecita: diminutivos de día y de noche.
estar molido: estar o sentirse muy cansado.
no parar: se dice cuando en el trabajo, se está muy ocupado.
cabrearse: enfadarse, enojarse, estar de muy mal humor.
echar una mano: ayudar.
encarguito: diminutivo de encargo.
guasón: amante de la guasa, de la ironía, de la burla.
coger la medida: hacerse uno una idea (acertada o no) de otro.
rechistar: replicar, responder, empezar a hablar para protestar.
quién le ha visto y quién le ve: expresión que hace referencia a un cambio notable.
no dar un palo al agua: expresión que hace referencia al hecho de permanecer sin hacer nada, ocioso.
emperrarse: obstinarse, no ceder.

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