la muerte es una fiesta
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El Día de los Muertos es la fiesta más celebrada en todo México. Desde el 31 de octubre hasta el 2 de noviembre tienen lugar actos con la finalidad de recordar a las personas queridas que desaparecieron.
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Las ceremonias estrictamente católicas se celebran en algunas localidades, aunque lo más común, como en todo el país, son los ritos sincréticos, en que se mezclan las creencias prehispánicas con las importadas por los conquistadores y colonizadores. No hay que olvidar que los aztecas ya dedicaban un mes completo a los difuntos, aunque lo celebraban entre los meses de julio y agosto.
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Los ritos varían según las localidades, aunque guardan ciertas similitudes entre ellos. Los lugares donde las celebraciones son más creativas y coloridas tienen lugar en los estados de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Puebla, el Distrito Federal, Morelos, Hidalgo y Chiapas. En esos días de finales de octubre todo el mundo anda muy atareado construyendo guirnaldas, elaborando calaveritas de azúcar, Pan de Muerto y otras golosinas que se usan durante los rituales.
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Mientras en los cementerios las tumbas se llenan de guirnaldas de caléndulas anaranjadas, en las casas los altares con fotos de los difuntos centran la atención. Se colocan junto a ellos las comidas y bebidas que preferían, incluyendo cigarrillos, refrescos o licores. También los vestidos por los que sentían predilección forman parte de las ofrendas.
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[Lucila Rey, ALTAÏR, nº 8, 2000]
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