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88.1 rojo, amarillo, verde. actualidad en la prensa


un peatón alemán no acostumbra a cruzar si el semáforo está en rojo aunque no pase ni un coche. La ciudad de Jena impondrá ahora multas a peatones y ciclistas rebeldes

peatón, no cruce en rojo: esto es alemania

Nada a la derecha, nada a la izquierda... pero el semáforo está en rojo y los peatones se cuadran. He aquí un conflicto cultural. Quien rompe la disciplina se arriesga a notar en el cogote ciertas dosis de vibraciones negativas, en parte por violar una norma de urbanidad, en parte por poner en evidencia a quienes observan una regla llevada al absurdo.
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En cualquier caso, la decisión del peatón de cruzar o no se tiene que ver con su particular sentido común, y el tópico afirma que en Alemania no cruzan, aunque la vía esté libre, mientras que en el sur de Europa, el color del semáforo es más bien orientativo, y no un dogma. Cada cultura tiene su racionalidad, algo tan antiguo como la humanidad.
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En Jena, una ciudad de la antigua Alemania del Este, la policía ha resuelto este conflicto de civilizaciones en beneficio de la tradición local: rojo es rojo, y cruzar el semáforo en rojo es infracción, incluso para peatones y ciclistas, ha informado un portavoz de la policía local.
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Los peatones que crucen en rojo pagarán cinco euros. Los ciclistas ya pagan 45 euros en Flensburg y se les resta un punto en su licencia de ciclista, si disponen de ella, por ese motivo. Flensburg es una ciudad de 90.000 habitantes de Schleswig-Holstein, en el extremo norte del país, y es citada por la policía de Jena como modelo. En Berlín, cuando no hay tráfico a la vista, los ciclistasAlinea al centre interpretan con cierta liberalidad los colores de los semáforos. La posibilidad de multas parece también algo relajada.
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En Jena, informó el portavoz policial, los ciclistas que crucen en rojo, pagarán una multa de cien euros, que se incrementará a 180 en los casos en los que la infracción haya ocasionado accidente.
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En los últimos años, la policía de esta ciudad de 100.000, conocida por ser sede del consorcio óptico Carl Zeiss, ha impuesto más de quinientas penalizaciones de este tipo. La ciudad, también sede de la principal universidad de Turingia, cuenta con una nutrida población estudiantil de 20.000 jóvenes, entre ellos muchos ciclistas no demasiado disciplinados en cuestión de semáforos.
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Para los conductores, la nueva norma de la ciudad prevé multas de 15 euros por saltarse un semáforo en ámbar. En Flensburg son 90 euros y tres puntos del carnet por cruzar cuando el semáforo lleva en rojo menos de un segundo. Si el cruce en rojo ha supuesto peligro para otros vehículos, el infractor se arriesga a perder el carnet por un mes.
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[Rafael Poch, LA VANGUARDIA, 17 de marzo de 2010.

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