miércoles

88.3 año xacobeo (2). camino del norte. actualidad en la prensa


camino del norte
la ruta primitiva de los peregrinos

un mundo verde de bosques, vegas y bellas aldeas rurales espera al peregrino en el Camino de Santiago por la costa del Cantábrico, una ruta tranquila y apacible con olor a salitre, brisa marina y eucaliptos


La primera vez que tuve relación con el Camino de Santiago fue durante un viaje cicloturista en el otoño de 1992. Recuerdo, con cierta nostalgia, los plácidos paisajes de la campiña riojana y burgalesa, la serena Tierra de Campos, la lluvia empapando el cuerpo hasta dejarme helado, las noches de compañerismo en los pórticos de las iglesias improvisando refugios, la sugerente invasión de la vida rural íntima y profunda del campesino gallego, el descubrimiento del lenguaje de las piedras en los templos románicos y la búsqueda diaria de las flechas amarillas que me llevaron a la plaza del Obradoiro.
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Pero sobre todo recuerdo que aquellas dos semanas en bicicleta por el mítico 'camino de las estrellas' al Finis Terrae me dejaron completamente seducido, sin comprender entonces el motivo real del hechizo. En todos estos años he vuelto a la ruta jacobea en multitud de ocasiones por motivos profesionales o para viajar de nuevo en compañía de familiares o amigos, y creo que he descubierto el motivo del extraño enamoramiento, el mismo que empuja todos los años a miles de personas de diversas nacionalidades a encontrarse en una de las redes sociales al aire libre más grandes, populares y viajeras de todos los tiempos. El hábito del peregrino jacobeo provoca una transformación vital en los seres humanos. Durante unos días regala la posibilidad de llevar una vida nueva, un 'perfil' único y particular que permite vivir una experiencia intensa al margen de la condición social, económica, religiosa e intelectual. El Camino de Santiago es pura seducción.
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El Camino del Norte es una de las vías jacobeas más importantes del Camino de Santiago por el peso histórico en los anales de las peregrinaciones compostelanas y la variedad y calidad ambiental de los paisajes. El trazado actual recorre los mismos escenarios de la costa del Cantábrico y el interior de Galicia que visitaron los primeros peregrinos compostelanos procedentes de Flandes, Inglaterra y Francia hace mil años. En aquellos tiempos los indefensos romeros no tenían recursos para enfrentarse a la dureza geográfica del litoral y buscaban seguridad y cobijo en las aldeas ganaderas del interior. Los más osados y aventureros esperaban la bajamar para atravesar las pequeñas calas cántabras y astures jugándose la vida. Algunos terminaban devorados por las fieras o eran arrastrados por el oleaje. Y no hay que olvidar el obstáculo geográfico que suponía salvar las numerosas rías que salpican el litoral, atendidas, en el mejor de los casos, por barqueros que cobraban una cantidad determinada por las travesías.
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La última vez que he vuelto a encontrarme con el mito jacobeo ha sido en el verano del 2009 y le ha tocado al Camino del Norte para cumplir dos misiones. La primera recorrer de nuevo la vieja ruta de la costa en bicicleta, comprobando sobre el terreno el estado del itinerario para publicar una guía cicloturista. La segunda, mucho más emocionante e imprevisible, recorrer a pie un tramo con mis hijas, de siete y diez años, y otra familia con un niño de tres años. La primitiva ruta de la costa entra en España por la vieja frontera del río Bidasoa, en Irún, y en Hondarribia inicia un entretenido recorrido por los montes vascos que construyen el verde litoral cantábrico, visitando pintorescos pueblos pesqueros y las bulliciosas ciudades de San Sebastián y Bilbao, saliendo del País Vasco por el remodelado corredor industrial del Nervión y la vía verde del Cobarón. En bicicleta es un duro 'rompepiernas' (...).
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En Cantabria se vive el espíritu jacobeo tradicional en las travesías en barca de las bahías de Santoña y Santander, evocando a los romeros medievales que debían negociar con los pescadores locales el precio de los pasajes. Las flechas amarillas entran en Asturias por la villa indiana de Colombres, sede del Museo de Indianos y espléndido umbral del zócalo costero asturiano hasta las grandes urbes de Gijón y Avilés, bellas poblaciones de playa y mar, marcadas por la industria de la siderurgia. El mundo verde vuelve enseguida y se mantiene por todo el Oriente asturiano hasta el puente de los Santos, levantado sobre el río Eo antes de llegar a Ribadeo y entrar en Galicia, donde la ruta se despide de la brisa marina, las playas y los pueblos pesqueros para entrar en el mundo rural gallego.
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El Camino del Norte del siglo XXI, como el resto de 'caminos compostelanos', es un itinerario cultural y turístico, además de ser también una ruta de fe, ofrecer la posibilidad de realizar un viaje deportivo, mantener despierta la curiosidad y vivir una experiencia particular de relaciones humanas y superación personal en paisajes de seis provincias del norte peninsular. Los diseñadores del trazado actual aprovechan todos los desvíos posibles para sacar a los peregrinos de las carreteras principales y buscar recorridos seguros. Al mismo tiempo ofrecen la posibilidad de conocer los atractivos patrimoniales, históricos y artísticos de las poblaciones, charlar con las gentes del Camino y vivir tranquilamente los escenarios rurales sin agobios de tráfico.
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[Juanjo Alonso, Traveler (Condé Nast), nº 59, 2010.

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