viernes

33.2 méxico d.f. actualidad en la prensa


La capital mexicana se hunde por la sobreexplotación de los mantos acuíferos, lo que provoca socavones gigantes y graves daños a edificios históricos y a unas infraestructuras ya de por sí precarias.

¡tierra, trágame!
*
Luis Val estaba organizando una fiesta de graduación en el salón que había alquilado cuando, de pronto, la tierra se abrió bajo sus pies. Peor le fue a Jorge Ramírez, cuyo coche cayó al hueco de 18 metros de hondo. Luis gritó a su amigo Antonio que no se acercara al enorme socavón. No lo oyó. La tierra lo engulló.
*
Por si no tuvieran suficientes problemas con la alta contaminación y la congestión del tráfico, los habitantes de Ciudad de México tienen que preocuparse de que la tierra no se los trague.
*
A medida que se acerca la temporada de las lluvias, aumenta la inquietud por el peligro de cientos de grietas, hoyos y fracturas que podrían abrirse. Los vecinos de Luis Val en Iztapalapa, una inmensa barriada con más habitantes que Barcelona, contiene la respiración cada vez que llueve.
*
La inestabilidad del suelo tiene su origen en la geografía y en la historia. "Guadalajara en un llano, México en una laguna". La letra de la famosa ranchera no miente. Construida sobre el lecho drenado después de la conquista por los españoles de la capital azteca Tenochtitlan, similar a Venecia por sus canales, Ciudad de México se va hundiendo. Cada año, el centro de la capital se hunde 10 centímetros. Aunque a simple vista pueden ser imperceptibles, en diez años suman un metro. En el siglo XX fueron 10 metros.
*
El factor determinante de este fenómeno es la sobreexplotación de los mantos acuíferos, lo que provoca grietas y fallas que afectan a la infraestructura urbana (vialidades, redes de drenaje y de distribución de agua y gas), viviendas, edificios históricos y monumentos. El intenso bombeo de 50 metros cúbicos por segundo (50.000 litros) causa despresurización y consolidación en los sedimentos más profundos. Ciudad de México extrae el 70% del agua potable que consume de 400 pozos; el otro 30% es bombeado desde fuera del valle. Como el agua no tiene presión, cada edificio dispone de una bomba que la sube hasta un depósito en la azotea.
*
Efraín Ovando, del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma (UNAM), declara a La Vanguardia: "El hundimiento se inició al empezar a quitar agua al subsuelo, después se extrajo del subsuelo. La compactación de suelos con alto contenido de arcillas abre grandes socavones y provoca que los edificios no se hundan de manera uniforme, generando daños estructurales, grietas y derrumbes". Ovando advierte que los hundimientos desiguales "son una catástrofe" que maltratan edificios e infraestructuras, así como el patrimonio cultural. Al menos 50 monumentos han sufrido daños por el hundimiento, entre ellos los más emblemáticos: catedral metropolitana, Palacio de Bellas Artes y Palacio Nacional.
*
[Joaquin Ibarz, LA VANGUARDIA, 29 de diciembre de 2008]

No hay comentarios: