Las aves urbanas dedican más tiempo a cantar para compensar el ruido del tráfico urbano
los pájaros se desgañitan en la ciudad
Los pájaros cada vez tienen que cantar más fuerte y durante más tiempo para hacerse oir y compensar el ruido urbano (tráfico...). Un estudio, capitaneado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), señala que los verdecillos, unos pequeños pájaros hermanos de jilgueros, pinzones, pardillos o gorriones, contrarrestan los ruidos urbanos dedicando cada vez más tiempo a hacer valer sus habilidades cantoras. Los pájaros que han colonizado parques, jardines y avenidas de las ciudades han desarrollado en los últimos años diversas estrategias para sobreponerse a la contaminación acústica y han tenido que mejorar sus capacidades comunicativas para poder atraer a las hembras.
El cambio de comportamiento de los verdecillos ha sido recogido en un estudio publicado por la revista Behavioral Ecology, en el que se sintetiza el seguimiento efectuado por un grupo de expertos en un parque periférico de Toledo próximo a una autovía. Dotados de cronómetros y sonómetros, controlaron a los machos que cantan cuando se sitúan en los puntos altos de los árboles y en los vuelos cortos. Y para ello diferenciaron entre días laborables y los fines de semana.
Mario Díaz, investigador principal, señala a este diario que las aves dedican más tiempo a cantar para poder reducir las interferencias acústicas relacionadas con la actividad humana. El estudio observó que el verdecillo canta mucho menos los fines de semana, cuando hay menos ruido ambiente.
Pero esa capacidad cantora tiene sus límites. "Estas aves pueden llegar a cantar hasta el 60% del tiempo en niveles de 70 decibelios", aunque a partir de ese umbral empiezan a cantar menos, "probablemente porque dedicar más tiempo al canto puede interferir en exceso con otras tareas importantes, como estar atentos a depredadores o a otros verdecillos vecinos", explica este investigador, del Museo Nacional de Ciencias Naturales. El estudio concluye, pues, que los hábitats ruidosos pueden hacer que los animales reduzcan la vigilancia, vean incrementados los riesgos de supervivencia y disminuya la tasa de reproducción respecto a las áreas tranquilas.
Hasta ahora, otros estudios anteriores habían puesto de manifiesto diversas estrategias de las aves para contrarrestar el ruido, como recurrir a tonos más agudos (para sortear los sonidos graves de la ciudad), elevar el volumen o cantar en periodos con menos ruido de fondo, lo que constituye esfuerzos de adaptación según los especialistas.
Jordi Sargatal, ornitólogo y naturalista, explicó que estos cambiios de comportamiento de los pájaros han sido apreciados por él mismo. "He podido comprobar que el carbonero, por ejemplo, canta mucho más fuerte en la ciudad que en el campo; y eso se debe a que este animal debe superar también el ruido de fondo de los coches", señala. A Sargatal le llamó la atención este hecho un día silencioso de verano cuando los pájaros cantaban de manera especialmente ruidosa. Los pájaros cantan para atraer a las hembras y también para marcar su propio territorio y conseguir así un lugar más privilegiado ante los demás machos.
Las nuevas características del canto de los pájaros pueden marcar el sentido de su evolución natural e incluso hacer que se concrete en una distinción entre especies hasta hacerlas diferentes en función de esta particularidad, explica Sargatal. En una línea parecida se expresa José Luis Gallego, divulgador ambiental y ornitólogo aficionado: "Andando por el paseo de Gràcia o por la rambla Catalunya de Barcelona, he comprobado cómo el carbonero o, sobre todo, el mirlo cantan mucho más fuerte", dice.
Joan Carles Cenar, jefe de investigación del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, relata diversos procesos de adaptación de los pájaros al medio urbano. "Los pájaros cantan distinto en el campo y en la ciudad. Ponen menos huevos en el medio urbano porque hay menos alimento, aunque sobreviven más porque hay menos predadores. Y últimamente, se valen cada vez más de la iluminación artificial para seguir buscando insectos y otros alimentos de noche, mientras que, en el campo, cuando llega la noche, se van a dormir". .
El cambio de comportamiento de los verdecillos ha sido recogido en un estudio publicado por la revista Behavioral Ecology, en el que se sintetiza el seguimiento efectuado por un grupo de expertos en un parque periférico de Toledo próximo a una autovía. Dotados de cronómetros y sonómetros, controlaron a los machos que cantan cuando se sitúan en los puntos altos de los árboles y en los vuelos cortos. Y para ello diferenciaron entre días laborables y los fines de semana.
Mario Díaz, investigador principal, señala a este diario que las aves dedican más tiempo a cantar para poder reducir las interferencias acústicas relacionadas con la actividad humana. El estudio observó que el verdecillo canta mucho menos los fines de semana, cuando hay menos ruido ambiente.
Pero esa capacidad cantora tiene sus límites. "Estas aves pueden llegar a cantar hasta el 60% del tiempo en niveles de 70 decibelios", aunque a partir de ese umbral empiezan a cantar menos, "probablemente porque dedicar más tiempo al canto puede interferir en exceso con otras tareas importantes, como estar atentos a depredadores o a otros verdecillos vecinos", explica este investigador, del Museo Nacional de Ciencias Naturales. El estudio concluye, pues, que los hábitats ruidosos pueden hacer que los animales reduzcan la vigilancia, vean incrementados los riesgos de supervivencia y disminuya la tasa de reproducción respecto a las áreas tranquilas.
Hasta ahora, otros estudios anteriores habían puesto de manifiesto diversas estrategias de las aves para contrarrestar el ruido, como recurrir a tonos más agudos (para sortear los sonidos graves de la ciudad), elevar el volumen o cantar en periodos con menos ruido de fondo, lo que constituye esfuerzos de adaptación según los especialistas.
Jordi Sargatal, ornitólogo y naturalista, explicó que estos cambiios de comportamiento de los pájaros han sido apreciados por él mismo. "He podido comprobar que el carbonero, por ejemplo, canta mucho más fuerte en la ciudad que en el campo; y eso se debe a que este animal debe superar también el ruido de fondo de los coches", señala. A Sargatal le llamó la atención este hecho un día silencioso de verano cuando los pájaros cantaban de manera especialmente ruidosa. Los pájaros cantan para atraer a las hembras y también para marcar su propio territorio y conseguir así un lugar más privilegiado ante los demás machos.
Las nuevas características del canto de los pájaros pueden marcar el sentido de su evolución natural e incluso hacer que se concrete en una distinción entre especies hasta hacerlas diferentes en función de esta particularidad, explica Sargatal. En una línea parecida se expresa José Luis Gallego, divulgador ambiental y ornitólogo aficionado: "Andando por el paseo de Gràcia o por la rambla Catalunya de Barcelona, he comprobado cómo el carbonero o, sobre todo, el mirlo cantan mucho más fuerte", dice.
Joan Carles Cenar, jefe de investigación del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, relata diversos procesos de adaptación de los pájaros al medio urbano. "Los pájaros cantan distinto en el campo y en la ciudad. Ponen menos huevos en el medio urbano porque hay menos alimento, aunque sobreviven más porque hay menos predadores. Y últimamente, se valen cada vez más de la iluminación artificial para seguir buscando insectos y otros alimentos de noche, mientras que, en el campo, cuando llega la noche, se van a dormir". .
[Antonio Cerrillo, LA VANGUARDIA, 15 de abril de 2010. Imagen en: http://www.todocoleccion.net/]
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