Un juez de Ecuador amenaza con elevar a 19.000 millones de dólares la multa a la petrolera Chevron si no pide perdón
el chernobil de la amazonia sale caro
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La petrolera Chevron, condenada a pagar 9.500 millones de dólares por la contaminación de la Amazonia ecuatoriana, podría ver duplicada la indemnización. El juez Nicolás Zambrano, que emitió el lunes el fallo en Lago Agrio (Ecuador), ha advertido que la petrolera será sancionada con una multa adicional (igual al coste para remediar los daños) si no pide, en quince días, "una disculpa pública" a los afectados por los daños infligidos. La multa extra tiene un fin disuasorio y persigue dar garantía a las víctimas de que no se repetirán "conductas similares", dice el juez.
La indemnización fijada por el juez -la más grande de la historia por un daño ambiental- deberá servir para restaurar los ecosistemas, recuperar la flora y la fauna destruidas, y mejorar la salud de la población afectada. El juez cuantifica los servicios de la naturaleza destruidos y dice que, junto al impacto ambiental, se produjo un daño cultural, pues los aborígenes perdieron sus formas de vida tradicional, basada en la pesca y la caza de subsistencia. La contaminación forzó los desplazamientos de pueblos "que basan su sistema social, su cultura y su existencia en una estrecha relación con la naturaleza".
La demanda por el Chernobil del Amazonia dura 17 años y fue presentada en nombre de 30.000 personas cuya salud y medio ambiente fueron dañados por el vertido de aguas tóxicas procedentes de las operaciones de extracción de crudo efectuadas por Texaco (hoy Chevron) entre 1972 y 1990.
El juez dice que a causa de las perforaciones se vertieron 58.938 millones de litros de aguas y productos contaminantes. El caudal residual se arrojó a piscinas-balsa cavadas en el suelo sin impermeabilizar, con lo que se contaminaron los recursos subterráneos y los ríos (al colmatarse las piscinas en época de lluvias). Todo ello afectó al abastecimiento de agua de indígenas y colonos, y ha sido relacionado con el goteo de muertes de personas por cáncer en la zona.
En 188 páginas, el fallo recoge los testimonios de decenas de personas (muchas ayudadas con traductor) que explican cómo enfermaron y murieron sus familiares, cómo perdieron su ganado o sus cosechas, o se alteró su vida. "Trabajé primero con café, y se me perdió el café; luego sembré pasto y se me perdió una parte; puse más tarde ganado a criar y la mejor vaca enfermó...", dice Antonio Caba, uno de los afectados. Y sigue el juez: "El testigo (Hugo Ureña) manifiesta que su papá murió de cáncer, igual que su tía; y hace menos de un año, una sobrina con leucemia de 17 años...". Y así sigue el desfile de testimonios.
Cinco pueblos -Cofán, Siona, Secoya, Kichwa y Huaorani- perdieron su cultura. Por eso, además de la restauración de tierras y ríos, el juez exige la aplicación de un programa de reafirmación étnica, y encomienda al Frente de Defensa de la Amazonia la gestión del 10% del dinero destinado a restaurar los daños.
La petrolera Chevron, condenada a pagar 9.500 millones de dólares por la contaminación de la Amazonia ecuatoriana, podría ver duplicada la indemnización. El juez Nicolás Zambrano, que emitió el lunes el fallo en Lago Agrio (Ecuador), ha advertido que la petrolera será sancionada con una multa adicional (igual al coste para remediar los daños) si no pide, en quince días, "una disculpa pública" a los afectados por los daños infligidos. La multa extra tiene un fin disuasorio y persigue dar garantía a las víctimas de que no se repetirán "conductas similares", dice el juez.
La indemnización fijada por el juez -la más grande de la historia por un daño ambiental- deberá servir para restaurar los ecosistemas, recuperar la flora y la fauna destruidas, y mejorar la salud de la población afectada. El juez cuantifica los servicios de la naturaleza destruidos y dice que, junto al impacto ambiental, se produjo un daño cultural, pues los aborígenes perdieron sus formas de vida tradicional, basada en la pesca y la caza de subsistencia. La contaminación forzó los desplazamientos de pueblos "que basan su sistema social, su cultura y su existencia en una estrecha relación con la naturaleza".
La demanda por el Chernobil del Amazonia dura 17 años y fue presentada en nombre de 30.000 personas cuya salud y medio ambiente fueron dañados por el vertido de aguas tóxicas procedentes de las operaciones de extracción de crudo efectuadas por Texaco (hoy Chevron) entre 1972 y 1990.
El juez dice que a causa de las perforaciones se vertieron 58.938 millones de litros de aguas y productos contaminantes. El caudal residual se arrojó a piscinas-balsa cavadas en el suelo sin impermeabilizar, con lo que se contaminaron los recursos subterráneos y los ríos (al colmatarse las piscinas en época de lluvias). Todo ello afectó al abastecimiento de agua de indígenas y colonos, y ha sido relacionado con el goteo de muertes de personas por cáncer en la zona.
En 188 páginas, el fallo recoge los testimonios de decenas de personas (muchas ayudadas con traductor) que explican cómo enfermaron y murieron sus familiares, cómo perdieron su ganado o sus cosechas, o se alteró su vida. "Trabajé primero con café, y se me perdió el café; luego sembré pasto y se me perdió una parte; puse más tarde ganado a criar y la mejor vaca enfermó...", dice Antonio Caba, uno de los afectados. Y sigue el juez: "El testigo (Hugo Ureña) manifiesta que su papá murió de cáncer, igual que su tía; y hace menos de un año, una sobrina con leucemia de 17 años...". Y así sigue el desfile de testimonios.
Cinco pueblos -Cofán, Siona, Secoya, Kichwa y Huaorani- perdieron su cultura. Por eso, además de la restauración de tierras y ríos, el juez exige la aplicación de un programa de reafirmación étnica, y encomienda al Frente de Defensa de la Amazonia la gestión del 10% del dinero destinado a restaurar los daños.
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[Antonio Cerrillo, LA VANGUARDIA, 18 de febrero de 2011.
[Antonio Cerrillo, LA VANGUARDIA, 18 de febrero de 2011.
Imagen en: http://shiandalus.blogspot.com/]
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