Colas para subir y colas para bajar. Una verdadera procesión de alpinistas aprovecharon el primer día de buen tiempo después que la expedición china que subía la antorcha olímpica a la cima del Everest los confinara en el campo base hasta el pasado sábado. Más de 130 alpinistas pisaron el miércoles la cima más alta del mundo, entre ellos la expedición Cordobesa y la del Club Excursionista de Gràcia, integrada por Xavi Arias y Xavi Aymar, y también Apa Sherpa, que ha batido un nuevo récord al alcanzar la cima por decimoctava vez.
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"Todavía no hemos podido disfrutar de la cumbre; tuvimos un día espléndido, pero fue increíble la cantidad de gente que subíamos y bajábamos: lo que se podía haber hecho en ocho horas nos costó doce, en algunos tramos teníamos que esperar", han explicado a La Vanguardia los dos alpinistas catalanes, que ayer pernoctaron en el campo II, cansados pero en buen estado de salud.
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Arias y Aymar, ambos con un amplio currículum alpinístico con intentos al Everest incluidos, tuvieron que cambiar la ruta de ascenso que habían previsto inicialmente porque tres semanas antes del inicio de la temporada China prohibió la subida por Tibet. Su reto era alcanzar la cumbre en menos de 24 horas, sin oxígeno y sin sherpas, pero la intromisión de la política en el mundo de la montaña les obligó a cambiar drásticamente de planes. Y como a ellos, a otro medio centenar de expediciones.
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Todos tuvieron que concentrarse en el campo base de Nepal y subir por la vertiente norte después de que la expedición china hubiera hecho la cumbre. Arias y Aymar mantuvieron el planteamiento inicial de no contratar sherpas, con lo que desde el pasado sábado tuvieron que equipar los campos de altura con cinco viajes al campo II y tres viajes al campo III (a 7.100 metros). La ascensión al campo IV (a más de 7.900 metros), donde pasaron la última noche antes de subir a la cumbre, la hicieron con sendas mochilas de 25 kilos. Entre el material, se llevaron las botellas de oxígeno. No habían tenido tiempo de aclimatarse y además Arias subía con una lesión en el tobillo.
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Todas las expediciones disponen de los partes meteorológicos vía internet. Y todas aprovecharon la primera ventana de buen tiempo. "En un día así, en un año normal, pueden hacer la cumbre unas 70 personas, y el miércoles subían unas 150", explicó Aymar. Ayer, otro centenar hizo el intento, pero el tiempo había empeorado. Al parecer, al menos tres alpinistas han fallecido, aunque al cierre de esta edición la cifra no estaba confirmada. Otros tuvieron graves problemas de congelación. El alpinista aragonés Carlos Pauner tuvo que dar media vuelta cuando le faltaban 200 metros de altitud para llegar a la cima.
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[Sara Sans, LA VANGUARDIA, 23 de mayo de 2008]
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Un rayo de esperanza se asomó ayer en el Annapurna, donde desde hace tres días permanece semiinconsciente el alpinista navarro Iñaki Ochoa. El suizo Ueli Steck, que salió en su busca el martes, alcanzó ayer a mediodía los 7.400 metros de altitud, donde se encuentra el montañero pamplonés, y le suministró los primeros medicamentos. Según el centro de coordinación del rescate en Navarra, el delicado estado de Ochoa, que ayer mejoró levemente, y la dificultad de la zona obligan a esperar al segundo equipo de salvamento para iniciar el descenso. Aunque con máxima cautela, su amiga y coordinadora del rescate desde Pamplona, Cristina Orofino, mantenía ayer la fe en un final feliz: "Es un rescate muy complicado, de dos días o más en la pared, y su estado no es bueno, pero no vamos a perder la esperanza; y menos ahora".
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[X. Aldekoa, LA VANGUARDIA, 23 de mayo de 2008.
El día en que se publicó este artículo, Iñaki Ochoa, de 41 años, fallecía.
Con un amplio historial de ochomiles, fue considerado uno de los mejores escaladores del mundo]
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