felices o infelices
¿Es feliz, se considera desgraciado? Hasta ahora, la felicidad era un estado íntimo conmensurable sólo para uno mismo, pero ocurre que hasta los sentimientos han entrado en la globalización para ser medidos a nivel internacional. Si el cálculo del PIB ha servido para establecer la prosperidad de un país, aunque aquél no se reparta por igual entre todos sus habitantes, un nuevo índice, el del Planeta Feliz (IPF), pretende conocer el grado de felicidad de las naciones y su gente, aunque aquélla tampoco se distribuya proporcionalmente. Sea como sea, pueden resultar interesantes algunas observaciones.
El primer lugar en felicidad corresponde a Costa Rica. Naturaleza pródiga, abolición del ejército desde 1948, un 16% de pobreza, alfabetización de un 95%, algo que hay que valorar si creemos que la cultura da satisfacción. Quizás nos sorprenderá que la segunda posición la ocupe Vietnam; gobierno marxista-leninista, sufrimiento de graves secuelas de la guerra. Hay un 15% de pobres, un 90% de alfabetizados, datos comparativamente buenos, pero, ¿no será el budismo lo que les da la felicidad?
También los colombianos, desde su tercer puesto, son felices. Por lo que parece no les afecta ni la mafia del narcotráfico ni el 40% de pobreza. Han respondido a la encuesta en sentido positivo, demostrando así que la felicidad es un estado subjetivo en el que en ocasiones influyen los factores externos y en otras, no. Donde sí que deben influir es en Botswana, último en el ránquing a pesar de tener menos pobres que Colombia, un 33%. Aquí la religión, cristianismo y creencias indígenas al 50%, no emerge como amortiguador.
Más sorprendente es la posición de los EUA en el lugar 105. Los ciudadanos de la primera potencia mundial no son felices mayoritariamente. El índice de pobreza no sobrepasa el 15%, pero a 50 millones de persones les falta un seguro médico. La inseguridad en el cuidado de la salud influye en el malestar anímico, siendo así que incluso griegos y portugueses se declaren más felices. ¿Y qué se puede decir de España, desde su lugar 62? La pobreza nos azota con un 22% de media, únicamente con el cojín de la familia proporcionando una brecha de tranquilidad. Que los padres, los abuelos vivan muchos años; que no les toquen las pensiones; que los jóvenes sean capaces de mejorar el futuro. Si no, ni el sol ni el buen humor tan propios nos salvaran del hundimiento.
[Eulàlia Solé, LA VANGUARDIA, 22 de junio de 2012 (traducido del catalán).
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