viernes

106.1 cuestión de género. actualidad en la prensa


manda huevos y huevas
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Hace unas semanas un empresario de la hispalense ciudad de Sevilla colocó un anuncio en la sección de ofertas de trabajo de un portal de internet. Explicaba que busca personas para ocupar "plazas de programador"; se supone que de informática.

¡Nunca lo hubiese hecho! Porque, en estos pocos días que llevamos de febrero, por culpa de ese anuncio, la Seguridad Social y la Inspección Provincial del Ministerio de Trabajo, lo han sometido a una inspección, previo aviso de que, si se negaba, le caería una multa de hasta 6.250 euros. Según el Ministerio de Trabajo, el empresario es sospechoso de disciminar por motivo de sexo (esos que los iletrados llaman "género"). El motivo es que, en el anuncio, puso que las plazas eran de "programador" y no de "programador/a".

Ríanse tanto como quieran, pero, según el ministerio, la falta de esa barra y de esa a puede contravenir la ley de Igualdad. Hace unos días, el diario Abc de Sevilla se puso en contacto con el empresario en cuestión. El señor prefiere no dar su nombre ni el de su empresa -cosa lógica "ante el temor de que la denuncia pueda pasarle factura en el trato con las administraciones"-, pero explica que, cuando recibió la notificación, se quedó de pasta de boniato. Bueno, él no lo dice exactamente con esas palabras, pero es lo que se deduce. Porque, demostrando una absoluta ignorancia de las normas de la lengua castellana, el ministerio cree que "el anuncio podría contravenir la ley de Igualdad, al entender la inspección de trabajo que el uso del masculino genérico podría interpretarse como excluyente del femenino, aunque ni la intención del empresario ni lo que dice la Real Academia de la Lengua sobre el uso de ese genérico puedan indicar que eso sea así".

Es decir, que la estupidez de escribir "hijo/a" y "profesor/a" -y el "los vascos y las vascas" de Ibarretxe, y el "barce!, loneses! i barce! lonesas!" (*) de Hereu...- se han convertido ya en obligatorios. ¿Por decreto? Vaya usted a saber, pero el caso es que, como se ve, que el peso de la ley cae ya sobre quien niega a esas aberraciones lingüísticas. Escribió Salvador Oliva: "... O si una mujer (y de esto toma buena nota) / pilotara helicópteros y aviones, / ni que te de el ser mujer mil razones / ¿serás capaz de llamarla nunca pilota? / Igualmente encontraría que es muy triste / decidir que es 'planito' este planeta, / decir 'trompet' a uno que toca la trompeta / y a un arrancamuelas decirle 'dentist'"(*).

José Manuel Blecua, director de la Real Academia Española, debería inmediatamente someter al Ministerio de Trabajo a una inspección gramatical por contravenir las normas del castellano y -acto seguido, para que las vuelva a estudiar si las ha olvidado- coger de la oreja al ministro Valeriano Gómez y llevarlo de nuevo a una escuela; si es que aún hay alguna que no haya caído todavía en manos de los papanatas.
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[Quim Monzó, LA VANGUARDIA, 10 de febrero de 2011.
En (*), traducido del catalán. Imagen, huevas de pescado, en: http://gastrosoler.com/]

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