La Seu vuelve a convertirse en capital de los queseros artesanos, que añaden innovación a un producto lleno de tradición.
quesos de autor
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El queso de autor se ha ganado un hueco entre los productores artesanos. Ello demuestra que innovación y tradición pueden ir de la mano. La feria de quesos artesanos de los Pirineos, celebrada este fin de semana en La Seu d'urgell, marca las nuevas tendencias de una industria a la que de momento no parece afectar la crisis. Más de 80 variedades de quesos elaborados en Catalunya, Navarra, Euskadi, Aragón y Francia compitieron ayer en un concurso -único en los Pirineos- que ha cumplido ya catorce años y que desde la última edición tiene una nueva categoría. Es la de los quesos singulares, o de autor.
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Albahaca, ortigas, nueces, pimienta, olivas, trufas, pasta blanda. Todo vale para conseguir un nuevo sabor en el queso artesanal. Los más osados son los pequeños fabricantes repartidos por el Pirineo catalán y francés. Este año se han presentado en la feria de La Seu hasta trece variedades diferentes de quesos en el apartado de "singulares". La búsqueda de nuevos sabores, sin renunciar a la calidad de un producto elaborado al uso tradicional, choca con la forma de trabajar que tienen, por ejemplo, los artesanos de Euskadi y Navarra. Ahí siguen apostando por el producto de siempre, aunque eso se entiende por estar la mayoría de esos quesos bajo una denominación de origen. Los artesanos catalanes del queso carecen de esa unión y eso puede dificultar más la promoción, pero les otorga mayor libertad a la hora de innovar.
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El queso que ayer obtuvo el primer premio en el apartado de singulares se fabrica en Cal Codina, de Ossera, un pequeño núcleo de la Vansa i Fòrnols, una de las zonas con más encanto de la comarca del Alt Urgell. Es el queso pebrat de Serrat Gros, que el jurado premió por su calidad y singular forma (imita a una pirámide). El segundo premio de este apartado de quesos de autor fue para la quesería Casa Mateu, de Surp (Pallars Sobirà). Está elaborado con pasta blanda "de leche de oveja e imita a un brie", lo que supone toda una novedad en la industria artesana del Pirineo catalán. Es un invento de Clara y Dimas, que no tiene ni un año.
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[Javier Ricou, LA VANGUARDIA, 19 de octubre de 2008]
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