controlando
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Año nuevo, vida nueva. Si vives en los aeropuertos, este año tienes la sensación de ser un criminal. En estos días vuelven a su destino muchos expatriados. Particularmente, los que tienen niños pequeños para los que una semana más o menos de colegio no es crucial. Han aprovechado para resolver cosas en su oficina central en los primeros días del año, montones de reuniones, ajuste de planes (o planes de ajuste). Sirvieron también para dejar a algún abuelo disfrutar de esa nieta que va agarrada a la muñeca que le regalaron con tanto cariño. Por cierto, que la muñeca parece pensar: "Me hicieron en China, me llevaron en un contenedor de Schenzhen a Munich y ahora regreso a mi país en business y abrazada a una amiga alemana rica; se van a enterar las que se reían de mi cuando me tiraron en el contenedor". Pues en ese ambiente de abuelos despidiéndose de niños con juguetes, madres y padres jóvenes, italianos, franceses, alemanes, holandeses, cargados a tope, hay una cola horrible para llegar al punto donde todos somos criminales en potencia. Veo a la niña de la muñeca, que ha de pasar tres veces, y tendrá tres años. Su madre la quiere llevar en brazos, pero no, la experta en seguridad hace que la niña pase bajo el arco sola y éste suena. Le quitan los zapatos, pasa y vuelve a sonar. La madre no sabe qué hacer. La experta la mira como si la hubiese descubierto ocultando una bomba en la niña. Finalmente, la madre descubre una hebilla en la prenda de la niña, le quita la prenda, pasa la niña y no suena. La controladora hace un gesto maleducado como diciéndose "váyanse a hacer"...
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La gente que hay en estos controles no han hecho un doctorado en Harward. Los arcos de control han de pitar porque si hubiese que leer el resultado, alguno tendría problemas. Se ve desde lejos. Esta gente lucha por el control, vendrá un jefe y quitará controladores. Cuanto más criminales en potencia vean a ese matrimonio de septuagenarios que han decidido aprovechar la oferta de una low cost que no ha quebrado todavía para realizar ese sueño de ir a Roma, mejor para ellos. Ella no quiere soltar el bolso. Él lleva una cruz debajo de la camisa desde pequeño y se la hacen sacar. Y con unos cuantos niños y unos cuantos abuelos, mantienes a unos cuantos controladores. Hay algún aeropuerto en Europa en el que cuando llegas al control de seguridad y ves los personajes no pierdes de vista tu billetero aunque se te vayan cayendo los pantalones.
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El padre de la niña es ingeniero y trabaja en Shanghai en una empresa alemana de componentes para el automóvil. Cayeron al lado también en el avión. Él se disculpó porque la niña se puso a llorar. Le dije sonriendo que no me molestaba nada y hablamos. Después de dejar a los abuelos en Munich, pasar descalza tres veces, que te aten al asiento de un avión y sepas que pasado mañana irás al cole con unos niños fantásticos pero hablando chino, has de llorar. Una niña así es el futuro. Y se ve a un kilómetro que este trío está construyendo el mundo y habría que llevarlos en brazos y no debería molestarlos alguien que se excede controlando para poder comer. Hay otras formas de controlar si le ponemos inteligencia, pero las tendríamos que diseñar los europeos, no un mandato de Obama.
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[Pedro Nueno, LA VANGUARDIA, 17 de enero de 2010.
Imagen en: http://unafoto.wordpress.com/]
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Vocabulario:
a tope -> locución que designa al máximo, a rebosar.
hebilla -> pieza de diversas formas, metálica, que sujeta la correa o cinta que pasa a trravés de ella gracias a un clavillo.
pitar -> tocar el pito, instrumento que al soplar por el, produce un sonido. En este caso, sonar la alarma.
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