Qasim Kasin Sabti, director de la galería de arte contemporáneo Hiwar, una de las dos abiertas en la capital iraquí, lamenta el éxodo de artistas por la culpa de la violencia
un oasis para el arte de hoy en bagdad
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Es más que una galería de arte -una de las dos aún abiertas en Bagdad-, es más que una casa con su jardín entre cuyas esculturas los visitantes, sentados alrededor de sus mesas bajo un emparrado, gozan de este ambiente en medio de la ciudad. Es un oasis que Qasim Kasin Sabti, su enérgico promotor, de atezado rostro y blanca cabellera, quiso abrir "para animar un diálogo artístico".
"Con la ocupación -dice- se cerraron todas las galerías de Bagdad, miles de artistas, pintores, músicos, actores tuvieron que emigrar para no morirse de hambre. Los gobernantes no se preocupan de este éxodo de los creadores, sólo se lamentan de la huida de los científicos y técnicos".
En su galería, bautizada Hiwar (diálogo), además de las salas de exposiciones se organizan cursos de dibujo, de caligrafía, de fotografía y música. Con su inagotable vitalidad -"tengo la mala suerte de ser siempre optimista", le gusta repetir-, es el guardián de esta "isla olvidada", de esta "isla libre" que, contra viento y marea, mantiene su independencia.
Extiendo sobre su mesa algunos ejemplares de aquella magnífica revista Gilgamesh sobre el arte moderno iraquí que se publicaba cuando Bagdad era la meca de pintores y literatos de Oriente Medio y el premio Sadam Hussein era el más apreciado por los escritores árabes. A medida que vamos pasando páginas sobre sus creadores, Qasim Sabti comenta: "Este murió en la guerra, este vive en Londres, o trabaja en Dubái, o se ha exiliado en Ammán". Cita entre los principales artistas contemporáneos a Ali Resem, Andel Karim Khalil, Chaadf el Kahada, Mozain Al Nasery.
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Algunos consiguen, como Sabti, exponer en EE.UU., Europa y Japón. Pero recuerdo también haber visto años atrás a reputados pintores iraquíes vender sus telas en las calles de Ammán. Sabti lamenta que las autoridades desatiendan el arte: "La cultura y el arte son las armas para salvar Iraq. Bagdad había sido la ciudad de la vanguardia artística, con una época dorada en los ochenta, antes de la ocupación estadounidense y la ocupación de los oscurantistas religiosos. La crisis de ahora es cultural y no una lucha de milicias armadas con kalashnikov".
Sorprende en Bagdad la fuerza de sus artistas, con toda suerte de tendencias, desde el pop-art hasta la abstracción. Las obras están inspiradas en el horror cotidiano, desde las escenas de torturas en la prisión de Abu Graib hasta la proliferación de las sórdidas murallas que desgarran la capital.
Cerca de la galería, muy frecuentada por diplomáticos y corresponsales, está la escuela de Bellas Artes, fundada en los años sesenta. Sus setecientos alumnos están muy atentos a las corrientes internacionales. En un ambiente de libertad, expresan su voluntad creadora. El doctor Salam Jabbar, pintor prestigioso, uno de sus más valiosos profesores, está percatado de su profesionalidad artística, pese al caos y los desastres diarios. En esta antigua cuna de las civilizaciones, sigue vivo el arte contemporáneo.