domingo

29.4 siglo XVIII. goya. actualidad en el prado


la maja desnuda (1795)
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Imagen de Venus desnuda, tendida sobre un diván de terciopelo verde con almohadas y colcha. La leyenda ha querido ver en la modelo a la duquesa de Alba, aunque también ha sido identificada con Pepita Tudó, amante de Godoy desde 1797. En 1800 aparece citada por primera vez en el palacio de Manuel Godoy sin su pareja, La maja vestida, como sobrepuerta. En 1808 aparece mencionada por segunda vez junto a La maja vestida, en el inventario realizado por Frédéric Quilliet, agente de José Bonaparte, de los bienes de Manuel Godoy, quien quizás las encargó. Y en 1813 se describe a las damas como Gitanas en el inventario de incautación de bienes de Godoy por el rey Fernando VII. Esta obra ingresó en el Museo del Prado en 1901, procedente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde había permanecido a lo largo de dos periodos: entre 1808-1813 y de 1836 a 1901, habiendo sido secuestrada por la Inquisición en el intervalo.
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los fusilamientos del 3 de mayo (1814)
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Los cuadros de Goya sobre el Dos y el Tres de Mayo de 1808, Los fusilamientos del Tres de mayo en la montaña del Príncipe Pío y El Dos de mayo o la carga de los mamelucos, que se encuentran en el Museo del Prado en Madrid, fue la manera del pintor de rendir homenaje a estas fechas, emblema del coraje de los madrileños. El ciudadano común, hombres y mujeres, salieron a enfrentar al poderoso ejército de los franceses, en busca de su libertad. Si la historia tiene ejemplos del valor de un pueblo, es éste, y para todos aquellos, los oprimidos, debe servirnos de lección de grandeza a seguir.

Hoy, 3 de mayo se cumplen doscientos años de los fusilamientos de los patriotas de Madrid, como represalia al levantamiento del 2 de mayo, el día anterior, contra los mamelucos, soldados otomanos del ejército de Napoleón, que determinaría el comienzo de la Guerra de Independencia.
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la gallina ciega (1788-1789)
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Un grupo de jóvenes se divierte en el campo. En el alegre corro predominan los personajes vestidos de majos y majas, atuendo popular que se puso de moda también entre la aristocracia, aunque dos figuras visten las elegantes casacas de terciopelo y el sombrero de plumas, a la moda francesa. Originalmente titulado el “juego del cucharón”, por la cuchara de madera que utiliza el joven de los ojos vendados para alcanzar a su "víctima", más tarde recibió la denominación más moderna del mismo juego: "la gallina ciega". Este entretenimiento, habitual en el siglo XVIII, será muy utilizado como argumento en la pintura del Rococó, acostumbrada a los temas galantes. Goya realizó varios cambios respecto a la idea original para esta obra. Por ejemplo eliminó una joven que aparecía tras la dama del centro al fondo de la composición. Sin embargo todavía se aprecia ligeramente su cabeza de vivos ojos, según está pintada en el boceto preparatorio que también se conserva. El cuadro es el cartón para uno de los tapices del dormitorio de las Infantas en El Pardo.

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