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2.2 la reina en camboya. actualidad en la prensa


la reina viaja a la tragedia de las niñas camboyanas

"No conocen la vida pero ya no tienen vida". Ésta fue la expresión que utilizó la activista camboyana Somaly Man para explicar a la reina Sofía cuál es la situación de miles de niñas vendidas por su familia a traficantes que las obligan a ejercer la prostitución. Dona Sofía compartió ayer unas horas con las 200 niñas acogidas en el centro Tom Dy, uno de los tres que Somaly Mam ha abierto en Camboya, en los que se da cobijo a 4.000 niñas y adolescentes rescatadas de la calle y de las garras de las mafias que se aprovechan de la extrema pobreza de las familias. El trueque, a veces por unas cervezas, existe, y así lo explicó una de las niñas a la Reina, a quien conmovió al pedir perdón porque no pudo evitar ponerse a llorar.
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Desde que conoció el trabajo de Somaly Mam (premio Príncipe de Asturias de Cooperación en 1998), doña Sofía ha sido una de sus mas entusiastas valedoras. España, que mantiene en Camboya proyectos de cooperación por valor de algo más de cinco millones de euros, destina a la Fundación Somaly Mam unos 300.000 euros al año. Para hacerse una idea del desamparo de esas niñas, pobres entre los pobres, más aún que sus padres y que sus hermanos varones, las pequeñas entonaron una canción en la que contaban su drama. La primera estrofa decía: "Fui tan despreciada por mis padres al nacer, que ni las hormigas se me acercaban para picarme". Al final, suplicantes, las niñas cantaron: "Necesitamos de su compasión para hacer realidad nuestro futuro".
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Vestidas con blusa blanca y falda azul y con coletas, parecían colegialas si no fuera porque la mejor de sus historias es una historia de abandono. Tragedias que no sólo parten el alma sino que llaman a las conciencias de quienes en cualquier parte del mundo, incluso con bromas acerca de las bondades de las chicas jóvenes, fomentan el turismo sexual. Las niñas que hablaron ante la Reina fueron muy claras y pidieron que desde el Primer Mundo se persiga a quienes abusan de los pobres del Tercer Mundo. "Cinco minutos de placer para un hombre -clamó una pequeña- destrozan toda la vida de una niña". La Reina comprendió y se comprometió a seguir siendo la voz de quienes viven condenados al silencio.
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[Mariángel Alcázar, LA VANGUARDIA, 21 de febrero de 2008.

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