vino amargo de septiembre
Qué lunes tan extraño. Encabeza la semana del reencuentro con la seriedad de septiembre, que se presume tan antipática. Pero lo hace concediendo una prórroga al mes de agosto, alegre y despreocupado. Este lunes condensa anecdóticamente aquella frase con que Antonio Gramsci sintetizó la facultad de los cambios: "Lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer". Agoniza el espíritu de las vacaciones, pero los temibles examinadores de septiembre todavía no están ahí. Este lunes concentra toda la incomodidad con que pasamos del amable dolce far niente a los agrios exámenes. Por lo general, las cosas de la vida funcionan así: lo que acaba, tarda en desaparecer; y lo que empieza no impone su hegemonía con facilidad. El paso del día a la noche no es instantáneo: el atardecer es un tránsito lento. Y sutil. El aspecto del mar, por ejemplo, varía de manera muy delicada cuando el sol entra en el ocaso. Observaba yo el sábado la bahía de Palamós desde el promontorio de Torre Valentina. Cuando el sol se hundía tras los montes de las Gavarres, el agua aún retenía la luz. Un cristal de botella verde, que fue perdiendo transparencia mientras ganaba densidad. Ya era un verde petróleo cada vez más viscoso y opaco. Cerca de la arena, el agua, perdida toda claridad, pesaba como metal fundido. En un momento dado, el mar era de aluminio y, convertido en un espejo, reflejó el cielo: un blanco añil con restos de vino rosado. Llegaba la hora malva. El mar era una bandeja de plata sosteniendo las últimas copas del día, casi vacías. Pensé en Homero, que fue el primero en escribir que nuestro mar tiene color de vino. Lentamente, la plata se transformó en vino tinto. La noche todavía no había llegado y el día apuraba su final sorbiendo un tinto denso, de viñas viejas, intensamente morado, progresivamente negro.
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Este septiembre que mañana empieza también tiene el color de vino tinto. Aunque, debido a las aciagas circunstancias económicas y políticas, sabemos que tendrá un sabor avinagrado. No nos queda más remedio que beberlo con decisión, corajudamente. Como se recomendaba a sí mismo el poeta Carles Riba en un momento infinitamente más difícil y deprimente que el actual: después de la guerra, en el exilio. "Son tristes las banderas del crepúsculo -reflexionaba- pero me enfrento a ellas transformado en púrpura viva". En este poema, Riba explora los diversos sentidos del color púrpura, que es el color del ocaso, pero también el del amanecer. y el color del corazón. A pesar de la oscuridad, nuestro corazón púrpura sigue palpitando. Palpitar: no queda más remedio que seguir combatiendo hasta conquistar la salida del túnel. Dicen que cuando la verdad es amarga, cura. Bebamos, pues, el vino amargo de septiembre. Contra su agria verdad, nuestro corazón, nuestro coraje.
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[Antoni Puigverd, LA VANGUARDIA, 31 de agosto de 2009.
Imagen en: http://www.escapesrevista.com.mx/.
Podéis también consultar las lecturas de nuestro monográfico sobre el vino, la edición 25]
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Vocabulario:
prórroga -> alargamiento de un plazo o de la duración de alguna cosa.
viscoso -> denso, pegajoso.
opaco -> cuerpo a través del cual no pasa la luz.
añil -> azul oscuro con tonalidades violetas.
malva -> de color morado tirando a rosa.
púrpura -> rojo subido que tira a violeta.
aciago, a -> infausto, infeliz, adverso.
avinagrado -> agrio, áspero, despacible.
coraje-> valor para hacer algo.
corajudamente -> valientemente, con osadía.
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