martes

navidad. el caganer. actualidad en la prensa

"santa lucia, luntana a napule, nun se po'sta!"
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El martes, Luis Benvenuty explicada en La Vanguardia las novedades de la Fira de Santa Llúcia de este año y daba la lista de los caganers que debutan: David Villa, Benedicto XVI y Bob Esponja. Por encima de esos personajes destacaba el caganer de la suerte, que se acaban de inventar. La vendedora Adelina Fàbregas precisa: "Es un nuevo caganer que se nos ha ocurrido este año para que nos ayude a todos a salir de la crisis". Por poco bien que jueguen la estrategia, en pocos años será reconocido como tradición inmemorial. Todas las supuestas tradiciones inmemoriales se las inventó alguien, un día. Hasta el famoso gato japonés de la suerte, ese que ahora -gracias a las pilas- mueve sin parar su pata izquierda, se lo inventó alguien, durante alguna crisis eterna, dos o tres milenios atrás. La idea del caganer de la suerte es buena, pero falta saber qué lo diferencia exactamente de los normales. ¿Cuál es su especifidad? Porque sin especifidad el invento hará aguas. ¿Lleva una pata de conejo en la mano? ¿Caga sobre una herradura?

Catalanes y napolitanos compartimos siglos de historia. Por eso en ambos lugares la tradición belenista es potente. Muchas calles del centro de Nápoles rebosan de figuritas. Hará una docena de años me sorprendió ver caganers. En los carteles que los anunciaban ponía cacaneri (o caccaneri, no lo recuerdo con exactitud). Me explicaron que los fabricaban a petición de los turistas catalanes. Ellos se dedican básicamente a las figuras habituales -María, Jesús, el buey, los Magos...-, y también de profesionales: herreros, panaderos, carpinteros... Desde la época de Maradona también modelan personajes de actualidad. Berlusconi es uno de los que se repiten, estos últimos años, bien ardiendo en el infierno, bien de rodillas, implorando perdón a su esposa. Según explica una nota de Reuters, tras el caos de la recogida de basuras, este año en muchos belenes napolitanos el establo donde descansa la Sagrada Familia aparece inundado de bolsas de basura, unas sobre otras. Por ese motivo, las estatuitas -de Jesús, María, san José...- llevan máscaras, al estilo de las que llevaban muchos napolitanos para protegerse del hedor de los desechos acumulados.

Pero la guinda de los belenes napolitanos es, este año, la estatuita de Julian Assange. El héroe de los rebeldes interneros aparece de pie, con su piel frágil, su melena blanca y su portátil en la mano. ¿Cómo es posible que, aquí, a ningún pesebrista se le haya ocurrido fabricarlo, con los pantalones bajados y en cuclillas, excretando heces sobre la diplomacia muncial? Quizás el caso Wikileaks se ha precipitado en poco tiempo y todo haya ido demasiado rápido como para reaccionar, pero es innegable que Nápoles nos ha pasado la mano por la cara.

[Quim Monzó, LA VANGUARDIA, 11 de diciembre de 2010]
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